
A veces, acaricio la textura
del silencio que deja tu partida.
La soledad es esa sombra oscura
que devora la carne de una herida
abierta en el recuerdo, una envoltura
de tristeza y dolor, como la vida.
Mas la desolación también despierta
esa parte de mí que estaba muerta,
ese niño que llora y se emociona,
ese otro yo que grita en el desierto
de las páginas blancas, la persona
que reescribe a corazón abierto
su bitácora, el mismo que pregona
su añoranza y la deja al descubierto
en medio de un poema trasnochado.
La luz de mi mañana se ha apagado.
Anibal García
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